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sábado, 17 de octubre de 2009

Biblia, religiones, sectas y Dios

La Biblia es la palabra de Dios. Dios llamó a Abraham con un propósito y Abraham lo escuchó y obedeció. Esto no es nada sobrenatural. Todo lo contrario, Dios es nuestro Creador y nosotros sus creados. De la misma manera que llamó a Abraham con un propósito, también hace lo mismo con el resto de humanos. La pregunta que obviamente hago es: ¿Estás preparado para escuchar a Dios y entregarle tu vida para servirle? La intervención de Satanás es inmediata, dirá: NOOOO. Y te dará mil argumentos: No podrás, tendrás que dejar esto y lo otro...., perderás la libertad de hacer lo que te da la gana y no dar cuentas a nadie, etc.
Ahora atiende a lo que te pierdes: "Jesús es el camino, la verdad y la vida (Juan 14:6)", con lo cual, cualquier otra cosa que hagas que no esté encauzada por dicho camino, te llevan a perdición.
Es duro decirlo así, pero más lo es callarlo. ¿Qué son todas las demás ofertas que te pueda dar la oposición? dentro de unos años, todos estaremos muertos y nuestras almas estarán en la casilla donde cada uno de nosotros la haya colocado, tanto para bien como para mal. Jesucristo es el Salvador del alma ¿lo aceptas? ¿en qué casilla lo has puesto?
Las demás religiones y sectas son fruto de los miles de caminos que traza Satanás para perdición de los humanos. No le pongas un aspa y si lo has hecho, Dios es Todopoderoso para darte fuerzas para que salgas del error y rectifiques.

LA BIBLIA Y LA FE

La Biblia es el libro de libros donde Dios se ha revelado al ser humano.
La fe, tal como lo expresa Hebreos 11, es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
Podemos preguntarnos: ¿Por qué Dios lo ha complicado tanto? ¿No sería más fácil prescindir de la Biblia y de la fe y que nos diga su voluntad de una manera física y en la cara? Después de todo, así lo hizo Jesús, aunque para muchos no era el Mesías que esperaban.
La respuesta a estas preguntas que más me convence es porque Dios nos mira hasta lo más profundo de nuestro ser. Nos creó a su imagen y semejanza (Génesis 1:26) y nos dejó elegir entre tenerlo en primer lugar y obedecerle o tener una aventura probando la desobediencia. Lamentablemente, el ser humano también quiso probar a Dios y ver si era cierto que moriría o no (Génesis 3). Todos nosotros en el lugar de Adán y Eva hubiésemos cometido el mismo error. Satanás se encargó de engañarlos con mucha astucia.
Al tener a Dios de forma invisible físicamente, nos cierra la puerta más cómoda para ir a Él y nos obliga, si es que queremos un encuentro real entre creado y su creador a acudir por una vía no física, sino espiritual. El combinado de las Sagradas Escrituras con la fe que el ser humano que desea restablecer una relación con su Creador hacen de filtro para que solo acudan los más hambrientos y sedientos de Dios que es paz, justicia, amor,......